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COMPORTAMIENTO ANIMAL. EL JABALÍ.

miércoles, 26 de mayo de 2010


Tomado del primer número de la nueva revista Jabalí Editada por Actual Press, España.

En el mundo actual, tan tecnificado y preciso, todas las actividades humanas, incluyendo a los deportes, se basan en el conocimiento. La caza no es la excepción que confirme ésta regla, y hoy el estudio del Comportamiento Animal se ha convertido en una valiosa herramienta auxiliar del cazador deportivo.

Fotografía. Incluso el conocimiento de los hábitos sexuales de nuestras presas, es de importancia capital.

Esta serie de artículos está dedicada al estudio del Comportamiento de los suidos, precisamente del jabalí. Es basados en ese comportamiento que podremos planear como, donde y cuando obtener a nuestro preciado trofeo con una cierto margen de confianza, y lo que es más importante, sin depender de terceros ni vernos forzados a tener que cazar dentro de vallados.

En una España que está viendo el resurgimiento acelerado de su fauna salvaje, donde la caza a pasado a ser algo accesible para la población en general, y donde los diferentes gobiernos promueven racionalmente la caza dentro de espacios públicos, el conocimiento de nuestras presas resulta imprescindible para el cazador moderno.

Perteneciente a la familia de los suidos, el Sus Scrofa es oriundo de Eurasia y la región de África localizada sur del Sahara. Su equivalente sudamericano es el pecarí, cuyo peso ronda en los 25 kilogramos, siendo el facocero el primo africano, con un peso similar al del jabalí ibérico.

Introducido desde Europa a principios de siglo en Argentina, el jabalí se ha adaptado y desarrollado magníficamente al país, y ya ha invadido otros países limítrofes en el continente Americano, siendo junto con el ciervo colorado, otro exótico a esas latitudes, una de las piezas más buscadas en caza mayor.

El hábitat natural del jabalí en Europa lo constituyen los bosques achaparrados y los de hojas caducas, como el siberiano y el de la costa mediterránea, aunque el animal es capaz de adaptarse a casi cualquier ámbito, régimen alimenticio y clima, como ocurrió en Sudamérica.

Dentro de Europa, el jabalí se divide en tres grupos determinados por su tamaño. El del Este, representado por el jabalí de Rusia, que puede alcanzar a los 300 kilogramos, seguido por el jabalí Centro Europeo, cuyo peso oscila en los 200 kilogramos. El representante en la península Ibérica es el menor de los tres, llegando a pesar un poco más de 100 kilos.

Ésta diferencia de pesos dentro de una misma especie se debe a una adaptación fisiológica determinada por leyes que regulan la conservación del calor corporal. El proceso se ve facilitado cuanto mayor sea el tamaño del animal, lo cual explica el aumento de peso cuando uno se dirige hacia el Norte y Este del continente, lugares en los cuales las temperaturas descienden progresivamente en comparación al resto de Europa.

LAS CONDICIONES EN ARGENTINA.

Estas no son las mismas que en España, ya que en el país Sudamericano disponen de hábitat y comida en cantidades irrestrictas.

En la Argentina la piara introducida era de origen centro europeo, y el peso promedio de sus descendientes se halla en los 120 kilogramos, aunque se han capturado especimenes de hasta los 240 kilos de peso, probablemente con sangre doméstica en sus venas. Sus medidas máximas son de un metro hasta la cruz y de 2,25 metros el largo de cola a morro.

Fotografía. Jabato o rayón, nombre que deriva de sus clásicos listones claros que mantienen hasta los seis meses de edad.

Si bien el potencial genético para alcanzar el desarrollo máximo se encuentra en estos animales, como en Argentina no existe temporada ni límites de piezas sobre el jabalí por considerárselo una plaga exótica, la presión cinegética que esto impone sobre la especie impide que los especimenes que superan los 160 kilogramos abunden, constituyendo blancos ocasionales.

Peso de los machos Altura máxima la cruz Largo cola a morro

120 hasta 240 Kg 100 cm 225 cm

La cruza del jabalí con cerdas domésticas da lugar a los "cruzados" (Sus Scrofa Doméstica) Estos animales son de pelaje oscuro u ocasionalmente manchados, denotando su origen, de trompa más corta y chata que el jabalí, y se diferencian de sus primos caseros por presentar una cola más larga y recta y una apariencia corporal más robusta.

Sus colmillos inferiores son de curvatura más cerrada que la del jabalí, mientras que las amoladeras (piezas dentales superiores) están más abiertas.

Estos animales no deben ser confundidos con los chanchos salvajes, cimarrones o chanchos costeros, que no son más que cerdos asilvestrados.

La zona de distribución de éstos últimos corresponde a los cangrejales y tierras bajas de la costa del Río de La Plata, donde se los denomina "chanchos costeros", y en los alrededores de algunas lagunas ubicadas entre el Río Salado al sur y la laguna Mar Chiquita al norte.

Los chanchos costeros (y también el jabalí y los cruzados, cuando se les presenta la oportunidad)) se alimentan de pescados, cangrejos y bulbos de camalotes, todo lo cual se da en abundancia en las zonas costeras. Esto, junto con su ascendencia casera hace que su desarrollo sea muy marcado, produciendo animales de gran tamaño, y que a pesar de no ser puros dan magníficos trofeos, con bocas excelentes que superan fácilmente a las de ambas variantes del jabalí.

En cuanto al jabalí puro en Argentina puede ser encontrado en cantidades numerosas en la parte centro y sur del país, en las provincias de Buenos Aires, La Pampa (enclave tradicional), Río Negro y Neuquén, aunque ya han invadido absolutamente toda la superficie territorial.

Lamentablemente los animales alimentados de ésta forma resultan absolutamente incomibles debido al fuerte sabor a pescado que presentan.

DESCRIPCIÓN.

El jabalí posee una estructura más robusta y compacta que el cerdo doméstico, caracterizado por la compresión de sus flancos.

Fotografía. Su poderosa musculatura le permite negociar desde lodazales hasta los más cerradas matas del monte.

Su pelambre alcanzado la adultez puede ser de color negro, marrón rojizo, gris o plateado, tornándose más densa y oscura en el invierno. Sobre la región de la columna vertebral presenta una línea de pelos más largos y oscuros que llegan hasta la región occipital. Estos pelos cumplen la función de indicar el estado emocional del animal ante situaciones de riesgo ó conflictivas, irguiéndose para aumentar así el tamaño corporal.

Sus defensas, que no son más que los 4 caninos, sobresalen de su larga trompa a ambos lados de la misma. Las del macho son mayores que las de la hembra, al igual que el tamaño corporal. Los colmillos tienen un crecimiento continuo, solo limitado por el desgaste natural, y son afilados en forma constante contra las amoladeras (caninos superiores).

Los caninos inferiores crecen hacia arriba, mientras que las amoladeras lo hacen lateralmente, un poco hacia abajo y adelante. Durante el proceso de cierre de la mandíbula, la cara posterior de los caninos inferiores roza la cara anterior de los superiores, desgastándose y manteniendo un filo agudo permanente.

Durante la época de celo los machos desarrollan en los flancos un escudo defensivo que consiste en piel hipertrofiada. Esto los protege en las luchas con sus rivales, y junto a la espesa capa de barro seco que suele cubrirlos, ayudó a dar origen al mito de la impenetrabilidad de la piel del jabalí. Con respecto a esto se debe de recordar que es solo un mito, y que el jabalí está considerado, y realmente es, un animal de piel blanda.

EL ASEO

El cuidado de la piel es llevado a cabo con sumo esmero, y ésta costumbre representa uno de los muy pocos flancos débiles en la supervivencia del jabalí.

Fotografía. El jabalí es un hábil generalista (omnívoro) incapaz de despreciar la carroña, a la cual es adicto.

El aseo se realiza en los revolcaderos, por lo general en las primeras horas de la madrugada, después de comer. La finalidad en ello es cubrirse con barro para desplazar los parásitos que afectan su piel. Para ello el jabalí escoge lugares donde la tierra posee minerales capaces de actuar como repelentes, como lo son los boratos.

Ésta selectividad por tierras contaminadas, natural artificialmente con sustancias que resultan potencialmente irritantes para los insectos es otra de las grandes ventajas que otorga el jabalí en su caza, lo cual es sabiamente explotado como veremos más adelante. Basta con localizar uno de estos lugares y saber cual es la época en que hacen eclosión insectos como las pulgas, para asegurarse un trofeo.

Una vez que abandona el baño, el macho refriega su cuerpo contra troncos, rocas o malezas presentes en las cercanías del revolcadero. Este rascado complementa la acción antiparasitaria del barro y se cree que es además una forma de demarcación territorial.

La altura a la cual deja la mancha de barro sobre la corteza, podría indicar a sus rivales el porte del animal. Además de esto, el jabalí procede ocasionalmente a golpear con sus defensas el tronco, dejando marcas en el mismo, quizá con la misma finalidad con las que realiza las otras demarcaciones. Como sea, el tamaño y profundidad de estas marcas también resultan de ayuda para el cazador selectivo, ya que son una medida indirecta del peso y del tamaño del trofeo que porta su dueño. Continuará ........


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